Saturday, April 30, 2005

(Sólo pido que mi perro no se muera jamás...)

Gabriel Reches






Y LA PERRA




I: Y la perra



1

algo intenta decirme
acerca de los hombres del techo
habló con ellos y sabe
son extraterrestres
yo no quería
que lo entendiese tan rápido
ahora
deberá esconder los almohadones rojos
al menos hasta que se vayan
duermo y despierto
algo intenta decirme la perra
está vestida de astronauta
está agitada
vestida de algo
un astronauta
partiré explica
su boca agita un pañuelo blanco
levita hacia la ventana se pierde
cuidaré de esos almohadones rojos
después los tiraré
y seguiré tripulando esta nave inmóvil





2

La gente se reúne en pequeñas salas
art nouveau y frecuenta
paseos peatonales
nos enteramos cómo la tele dice
que debe ser Lisboa
camina un extraño por la vereda
gruñimos los dos
no vamos a ver
son las once
hacía mucho que no pasábamos
toda la vida en la cama





3

cuando estoy recostado y mis piernas
flexionadas forman un ángulo
que ella completa hasta saberme nido
hace frío
disfruta el hibernar en mi
se carga energéticamente
con las pantorrillas
el piso es un spa para locos




4

estrellándose
contra la pared
el teléfono
solo obedece
cambio de ambientes
por la casa
no lo nota
la perra
hasta la perra
duerme sin vida
revuelta en los pelos
que despide





5

ya pasó
toda la tarde
la perra entiende
no hay salida

lejos
el sol ni hiere
cierro la puerta
la dejo con Marc
Bolan

perdí el día
sin culpa
frente a Sábados Musicales

yo que elegí la quietud
silbo una canción
como bailando






6

no me habla
no porque
no sabe
no me habla
no porque
no le gusta
cuando estoy
ausente
me dedica
jeroglíficos en la basura






7

menú de hoy:
persigue a los inválidos

se eriza con los cojos
escapa de los ciegos

el anciano de bastón
lo mata

apoya su cabeza
en la solapa
del anticristo







8

ssshhh duerme
sobre mi ropa con insectos
ssshhh los restos
la arrullan contempla
el orden revuelto
ssshhh se adormece
y en guardia
sobre el colchón que resiste
intento recordar
por dónde me escapé
ssshhh







9

debo partir
ve como la cierro
con mayor intensidad
queda en el pasillo
piensa en la calle

hoy estaré lejos
correrá a la puerta
cuando sienta un auto
y no hará más


sabe que volveré
o que me fui para siempre







10

qué es esto
corrió el reloj
bajo la mesa de luz
abrió la cajita
sabía que detrás
el cuarto atesoraba
algo dulce

no la reté
el delito fue lucha
política en la casa
nos íbamos a un coctel
la dejamos sola
no le dimos nada y ella
no quiere fiestas
para pocos
los bombones son de quien
los trabajan






11

seis hojas escribo en la cama
me interfieren y miro
viene del piso de madera
allí está la cachorra serena y sabia
me observa desde que nació

creo que esta imagen cuelga
de la cabeza de un presocrático
descubro ante cosas que hay
bajo las cosas que hay
la fe en que hay
cosas







12

la pone muy bien hoy
bajar el miñón
negro de tierra
con la boca
en el hocico por la pieza
describe una danza
india de correteos
la danza del miñón
cuando cae y casi no se rompe
el pan festeja que el pan
cae y se rompe
un poco
es religiosa
celebra la existencia
de leyes físicas
cree en mí







13

tiro simulo que amago
tiro
la pelota lejos mi perra
actúa creerme
uno de mis cuerpos
y arrojo algo

cómo son realmente las cosas
me siento un familiar
lo sufro como extraño
al dolor
de piernas y alimento
la sospecha
me fugue a una casa parecida
y la perra
la invito
sube a la cama
se deja siempre
ver negra
es blanca
cuando cerramos los ojos
es verdadera y blanca







14

simula una fuga
salta o desaparece por la ventana
la escucho al correr a
un extremo y otro de la cuadra
el sonido que llega me permite
saber que no llueve
obtiene chispas del granito
los demás no saben porqué corre
es como yo
lo que heredó de la madre
es el ritmo del padre
conserva solo una mancha







15

introduzcamos un tercer personaje
pueede ser ale
riega los brotes
tallo la imagen en el sillón
de mimbre
dejé abierta la llave de gas
al sillón de mimbre
lo rompió una perra
a quien no torturé
callate voy a escribir
un poema con la muerte
de los queridos seres
la perra trabaja de enfermera
pelea con mis costras
lame huesos
el ojo de su novio o su padre
la madera baja o sube
de las sillas
los dos nos arreglamos
no hay dolor ni olor
la infección viene de antes







16

quisiera al viento
entregarse amarlo
hecha serpiente
o bien roble
ser quemar
en el fuego
su corteza
digo el cielo
en el carro del sol
la perra bosteza
no representa
su cuerpo muerto
al dormir
solo es una perra
qué otro destino tiene
roer huesos
o alimentar a dios
cuando es otoño.





II: Lécter







1

Mi perro es muy viejo
de cachorro el pelo siempre
le crece no hay forma
de mantenerlo limpio
sin nudos no hay forma
de mantenerse en pie
tres pasos para el perro
mío ya muerto diría
en un bosque parecido
al vientre de su madre
preso vive en la casa
el perro vive en la mía
tiene el pelo lleno de nudos
no sabe lavarse
cuando lo saco a pasear
se choca con los postes de luz
las ramas de los árboles
las tiradas
las cosas que no deberían
estar allí ninguna cosa
debería
ayer volvió con alambres
en la barba
de las pezuñas colgaba
una cinta adhesiva llena
de tierra había hecho pis
en todos los arbustos y
cuando pasamos frente a la puerta
de Sepelios Mérida veo
su lomo quedó lleno
de florcitas blancas







2

El tema de moda:
un tiempo hace
que lo noto
mi perro está
desapareciendo
los rulos llegan al piso
es un matorral
adopta formas
se orina encima y
marca el único
territorio que le queda
no me lleven de aquí
no me lleven de aquí
piensa al cerrarse
más no piensa
se vuelve imperceptible
una vegetación de nudos scouts
un campo imantado que atrae
esas flores blancas del parque
los alambres las cintas
siempre lo digo
estás ahí detrás?
todavía desaparecés ahí detrás?
salto de la cama
cuando no amanece todavía
corro hasta el pasillo abierto
cantan los zorzales
molestan los zorzales
el matorral se mueve y respiro
lo acaricio
me lame entero
es un día feliz
me vuelvo a dormir humedecido
todos los caracoles tienen casa







3

Mi perro está ladrando
porque le duelen las piernas
cuando le corto los nudos
y me detengo mi perro ladra
porque se puso contento
ahora lo dejo en paz
y come su alimento
balanceado mi perro
pierde el equilibrio
se excita está ladrando
porque no puede subir
la escalera lo miramos
desde la terraza le arrojo
huesos no pobre así no
lo llevo a upa lo llevo con nosotros
mi perro ladra fuerte
porque está con nosotros
todo termina
ya no hay carne bajamos
a tomar tes
mi perro está ladrando
porque no logra bajar
me llama dice no
me dejes
busco a mi perro parte de mi
perro está ladrando
porque lo pongo en mis brazos
el agua caliente se enfría
dicen y no hacemos caso
entramos al cuarto de sonido
grabo su voz gritamos cosas
mi perro y yo ladramos juntos







4

Ahora que ella pierde
sangre el está
más vital es la
última vez pienso
de nuevo que él
querrá debo dejarlo
mi perro seduce a la perra
cuando va a montarla
se caga encima
se queda duro
ella está mojada
por la baba
le cuelga la lengua
asume que hay cosas
imposibles le lame
los ojos es virgen
mi perro llora y le pide milagros






5

Mi perro se pone
muy contento
sin motivos
choca su cabeza contra mi jean
se refriega hace tres horas
que estoy y cree
que me recibe ladra
ladra muy fuerte







6

Antony Hopkins fue
un actor de renombre
cuando moría el siglo
llegó mi perro del campo
a la casa
con lana de las ovejas
en la boca
tan cachorrito y se les prendía
colgando quedaba
decía el hombre
que le puso el ticket
con el precio en el collar
al tiempo mis amigos
le dieron el mote de
Lécter Lécter era
a fines del siglo
un asesino
protagonizado por
Hopkins
mi perro quiso
matar dos cachorros
después le calvo los colmillos
a competidores en la playa
acabó con el velador
destripó colchones
y redujo huesos a nada
conserva sin embargo
el temor a que las cosas exploten
cree desde que nació
que somos una bomba de tiempo







7


Todos los poemas
de mi perro
son iguales terminan
con la muerte
qué esperaban al fin
mis amigos decían
la vida encierra una sorpresa
a él y a mi no nos importa el misterio
cuando tenemos limpios los rulos
la gente quiere acercarse
desarrollamos nuestro personaje
a la perfección tomen distancia
dos baldozas es una frase perfecta
así estoy ahora
no quiero abrir la caja
qué bueno puede esperarnos
sin sentido
asomoado en el final
de los poemas
de mi perro
no quiero zambullirme
me pregunto si era
más interesante
eso que murió
cuando explotó el universo
no respondo:
sé que el silencio lastima.










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Gabriel Reches vive en Buenos Aires. Publicó El resto por la editorial Siesta. En 1999 había realizado una "poética en escena" basada sobre el mismo libro y titulada Muebles. Obtuvo una mención en el Concurso Literario de la página No Quiero Ser Tu Beto y otra en el Premio Hispanoamericano de Poesía 1999, organizado por Diario de Poesía y la revista Vox.

Sunday, April 17, 2005

SOCRATES' LIFE, BY HER VIEW, Stella Accorinti

ENTREGA 1 DE 10




"Caramba, cuántas mentiras ha contado de mí ese jovenzuelo"

[Sócrates habla de Platón, en Diógenes Laercio, Vida de los filósofos]


EL HALLAZGO








Por las noches hago trabajos peligrosos.
Ato grandes cuerdas
de ventana a ventana
y cuelgo diarios clandestinos.

Jeny Mastoraki, “La alegría de la maternidad”



Jantipa deja los rollos escritos que lleva bajo el brazo en un rincón del cuarto del gineceo. Deambula de un lado para otro, secándose las lágrimas. Con movimientos ausentes, presiona los broches que sostienen la túnica sobre sus hombros. Se ajusta una y otra vez el cordón que rodea la cintura del vestido que ha elegido para hoy, de color azul, mientras camina con la mirada perdida hacia uno de los rincones del cuarto. Toma algunos objetos de quien también había sido esposa de Sócrates y que ahora yace en la habitación contigua. Acomoda varias veces el vestido rojo que la muerta había usado tres días atrás. Acaricia con cuidado algunos rectángulos de tela que vistieron el cuerpo vivo de la sobrina de Arístides, y que tantas veces fueron enrollados para armar la túnica sobre el moreno y delgado cuerpo.


Los largos dedos de Jantipa abren un perfumero y el aroma se esparce por la habitación, entregando el aroma del beso de Eros a toda la sala. La mujer mira la escena pintada en el lekytos, y rodeada por la fragancia tenue, observa a Afrodita hiriéndose un dedo con la espina de la blanca rosa, y ve cómo la sangre de la diosa Pandemo ruboriza a la flor para siempre. Abre un segundo perfumero, y el aroma de los mirtos le presenta a Afrodita nuevamente, huyendo de los sátiros y escondiéndose en la mata de flores, y luego, agradecida, dando su aroma a las bellas flores. Afrodita Urania, la celestial y sin mezcla, y Afrodita Pandemo, la que oye a su cuerpo, huían de los sátiros, para mejor encontrarlos, piensa Jantipa… Las dos Afroditas son una, se dice, sólo una diosa, sólo una mujer. Y sus atributos, la manzana, la concha, el delfín, el gorrión, la tórtola, el mirto, la amapola y la rosa, son todos maneras de nombrarla.

Perfumes y ungüentos comprados en el ágora, en el mercado de ultramarinos, hirientes olores, maravillosas tersuras, finas mezclas, texturas de amor y pasión. Perfumes cretenses, perfumes sirios… Aromas para los humanos y para los dioses, ofrenda de olores y de humos. En ese momento, Jantipa se da cuenta, por primera vez, que las siete formas de frascos para perfumes adornan el cuarto. Pasa sus manos por ellos, los levanta, destapa algunos, los acaricia con su túnica, los limpia con cuidado, los acomoda. Sus preferidos son los trece lekytos que tienen su lugar de honor en esta estancia, amos del cuarto. De cuello largo, se posan elegantemente sobre la superficie que los refleja. Ellos se miran en ella, un poco de costado, disimuladamente, y comprueban una y otra vez su perfección. Jantipa sonríe ante sus pensamientos: los perfumeros están deseosos de que sus tapas sean levantadas por algún hombre refinado a quien le guste perfumarse los pies.

Mira la hydria, a un lado de la kliné mayor, luego la crátera de volutas que está junto al taburete de patas primorosamente trabajadas y se sobresalta porque resuenan ante ella las palabras tantas veces dichas por la morena mujer dueña de los perfumes: “No hacen falta cráteras, a mí me gusta el vino sin agua y no soy bárbara”. Es que las mujeres no necesitamos alejar el sueño para permanecer en el symposium hasta el amanecer, murmura Jantipa. Por eso no aguamos el vino, se dice, y no por compartir o no gustos con los bárbaros…
Al ritmo del recuerdo, sus ojos se posan en la crátera de campana que está en un rincón, la de mayor altura, preferida de la muerta, y nota que no está vacía. Se acerca y ve que adentro hay varios rollos, cuidadosamente envueltos. Saca un atado de pergaminos y los despliega en el suelo, pero al ver el contenido, los toma con cuidado y los lleva hasta la kliné. Va hasta el rincón adonde había dejado los rollos que traía al entrar a la habitación, y tomándolos los transporta también, y los coloca junto a los que había encontrado dentro de la crátera. Separa los rollos, y despliega el primer pergamino del hallazgo, lentamente, como en una ceremonia, y lee, azorada, mientras estira nerviosamente, una y otra vez, el extremo de la sábana que sobresale debajo de dos cojines superpuestos, en los minutos que le deja libre la acción de desenrollar los escritos:

“Fui una de las esposas de Sócrates. Viví muchos años con él, desde muy joven y hasta mi madurez. Fueron años de largas conversaciones. Siempre he pensado escribir acerca de mi esposo, pero recién he hallado momentos para hacerlo ahora, en mi vejez. Tomé la decisión de escribir sobre Sócrates algunos años antes de su muerte. Vi a su alrededor, zumbando como moscardones, a sus discípulos ricos. Vi a estos hombres, los escuché y leí en sus corazones. Y supe que algunos de ellos, con seguridad, escribirían sobre mi esposo. Quizá por aquello de que la oportunidad tiene un mechón de pelos en la frente y es calva detrás.

Soy una mujer. Es por esto que escribo. Escribo porque supe mucho antes de que sucediera, que se escribirían muchas mentiras sobre mi marido, sobre lo que decía, pensaba y hacía. Los hombres, en esta época que me ha tocado vivir, en este tiempo en que la suerte me ha echado, tienen el poder. Y la escritura es uno de sus medios de poder. Pero yo no he tomado la decisión de escribir para quitarles el poder, porque no es pasando de manos lo que nos maltrata cómo lograremos cambios. He decidido escribir sólo para dar otro punto de vista. Quizá mi punto de vista es sólo el de alguien que habló en privado con un ser humano, y sólo contaré anécdotas, ideas, conversaciones, pensamientos.
No diré cuál de de las esposas de Sócrates fui, porque decir el nombre es cosa propia de hombres. Ellos colocan su nombre en sus escrituras, porque saben que uno más es un poco más de poder. Pero nosotras simplemente deberíamos extendernos como manchas de aceite, buscar la paz, la concordia, la bondad y el pensamiento que cuida de todo lo que vive. Esto es contrario a esculpir el nombre, es diferente de escribir el nombre.

Así pensaba también mi esposo. Por eso él se negó a dejar algo escrito, para no integrar el panteón de los hombres, porque él creía en la tradición oral como una fuerza que tenemos las mujeres, como algo que podría ser de todos, los letrados y los iletrados. Pero él no vio que se apropiarían de su pensamiento. Él no vio que dictar a un esclavo los pensamientos era un tarea que otros harían para su provecho.
Las mujeres somos pacientes y tiernas y dulces, pero también somos astutas como la serpiente, por ello supe enseguida que la figura de mi esposo sería presentada con la mirada de un hombre. Pero él tenía el pensamiento de una mujer. Y siempre se preocupó por nuestra situación en la Hélade. Sé que nada de eso se dirá de él, por eso yo lo diré. El nunca aprendió a escribir, dejó que los esclavos escribieran. Pero yo aprendí a escribir, porque no me fío de dictar mis pensamientos a otros, como hacen los que piensan y no escriben. Ellos tienen el pensamiento como un lujo, y la escritura es tarea que mandan realizar. Para mí, el pensamiento no es lujo, sino necesidad. Y la escritura va junto con el pensamiento. Por eso, dejemos que los hombres libres piensen y que los esclavos escriban. Nosotras debemos hacer las dos cosas. Ni Helenas ni Penélopes, o ambas a la vez. Y quizá también somos Ariadna, Yocasta, Pandora, Nausíaca, Medea, Ifigenia, Hero, Fedra, Electra, Eco, Dafne, Clitemnestra, Casiopea, Calipso, Atalanta, Aracne, Níobe, Antíope, Helena, Danae, Antígona, Leda, Anticlea, Circe, Europa, Io, Andrómeda, Andrómaca, Casandra y todas las Bacantes y las Amazonas, y a veces tenemos que ser Sémele, y otras veces, Tione. O Harpías o Sirenas o Gorgonas o Grayas. Y a veces, todo a la vez. De primera generación, somos a veces Deméter, Hestia o Hera, otras, somos de segunda generación, y entonces somos Athena o Artemisa. Y en la tercera generación, después de habernos parido varias veces, nos parecemos más a lo que soñamos ser, más nosotras mismas que nunca. Porque las mujeres somos más nosotras mismas que nunca cuanto más parecidas somos a aquello que soñamos ser.

Soy una mujer helena. Soy igual que un esclavo. Como ellos, yo también puedo dedicarme a esta tarea de esclavos que es la escritura. Las mujeres de mi tiempo somos la pertenencia de los hombres. En este mi tiempo, en esta mi Hélade, las mujeres y los esclavos somos botines de las guerras que generan los hombres. Las mujeres no entendemos las guerras ni queremos las guerras, sólo queremos la paz, y aunque los hombres rieron con Aristófanes cuando él presentó su Lisístrata, muchas mujeres llorábamos cuando nos contaban la obra, o cuando alguna que sabía leer se las leía a las demás. Porque el sentimiento de búsqueda de la paz es algo que está en nuestro pecho. Y mientras los demás ríen, nosotras lloramos.

Nosotras, las mujeres de la Hélade, nosotras, las esclavas de nuestros maridos, y antes, las pertenencias de nuestros padres o de nuestros hermanos, sabemos que el único modo posible de ser libres es que no exista el poder. Mientras haya barcos guerreros, mientras la Hélade siga conquistando territorios o teniendo la idea de conquistarlos, mientras los asuntos del Estado sean dirimidos por los hombres, mientras las mujeres debamos ocuparnos de la casa, de los niños y de todas las minucias necesarias para que los hombres tengan tiempo libre para sus asuntos, mientras el pensamiento que cuenta sea que el hombre es protector, que nosotras somos protegidas, mientras debamos sacar tiempo de nuestras tareas cotidianas para escribir, para pensar, para soñar, mientras debamos escondernos para hacer lo que nos gusta, mientras debamos pedir permiso y disculpas por todo lo que a los hombres les parece mal de nosotras, el mundo funcionará como hasta ahora, es decir, mal. Será un mundo donde unos pocos disfrutan de mucho, y donde la mayoría no tiene lo necesario, ni en lo material ni en lo espiritual. Mientras nos prohíban hacer lo que queremos, aunque a nadie dañemos, y nos prohíban decir lo que pensamos, estaremos bajo el dominio de los hombres, que actúan con nosotras como padres, como si fuéramos niñas para siempre, aunque seamos ancianas.

He nombrado a los hombres muchas veces. Pero es bueno decir, quizá, que cuando una mujer se sienta en los banquetes con los hombres y disfruta del poder en soledad, ella no nos representa, sino que ha sido absorbida por los hombres, y ella es un hombre. Y cuando un hombre tiene pensamiento cuidadoso, y accionar delicado, y cuida a los demás como una madre, ese hombre es una mujer. Lo cierto es que hay pocas mujeres sentadas en los banquetes, casi ninguna. Y que hay pocos hombres cuidadosos, sobre todo en los hechos. Así es que quizá no debería preocuparme por estas aclaraciones. Porque lo cierto es que, aun mi esposo, que fue un hombre bueno, disfrutó del poder de los hombres, por ser un hombre. Y aunque trató siempre de ser buena persona, no siempre lo logró.

Nosotras, las mujeres, queremos liberar a la paz de la cueva en la cual la guerra la tiene prisionera. Pero la guerra no está sola, los hombres están de su lado, ellos quieren más territorios, más esclavos, más propiedades. Más guerra. Y nosotras, todas devenidas Lysistráte, deberíamos confiscar el dinero, para que no haya cómo comprar armas. Quizá haya que eliminar el dinero de la faz de la Hélade… Deberíamos estar más allá de Lisístrata, deberíamos lograr un cambio que no regrese nunca más al estado de cosas actual…
Es por todas estas cosas que he escrito lo que a continuación puede leerse. Y lo he escrito sobre todo pensando en todas las mujeres que conozco, las otras esclavas como yo, las que no somos ciudadanas –a pesar de ser personas igual que los hombres–, las que somos parte de los bienes de los hombres, las que a veces ni siquiera podemos hacernos cargo de nuestra casa, sino sólo ser esclavas en ella. Pero no se les ha ocurrido prohibirnos pensar. O no han podido. Y entonces pensamos. Y escribimos. Muchas de nosotras escribimos desde pequeñas, y nos pasamos nuestros escritos entre las amigas, y entre las esposas de un mismo esposo. Y nos ayudamos de ese modo, hablando, opinando, conversando, diciéndonos qué nos parece esto o aquello. Y así sobrevivimos. Y así vamos construyéndonos la vida que nos niega esta sociedad de hombres, esta sociedad injusta entre las injustas: la sociedad helena, o, como nos dicen algunos bárbaros, la sociedad griega.

Hoy, que comienzo este escrito, siento que es el día de mi liberación.

Sócrates siempre decía que la felicidad era estar en paz con los propios demonios, tener en sí mismos buenos demonios, hacer que nuestros demonios sean buenos guías, y respetar a los dioses. La felicidad, decía, es posible. Y agregaba, en verdad os digo que es más fácil ser feliz que ser infeliz, porque la felicidad no es algo lejano e imposible, sino lo más cercano, y la felicidad es tener el oído atento a la palabra de los dioses y a los susurros de los daimones. Felicidad es tener buenos demonios, repetía. Eso espero de este escrito: que tenga buenos demonios…”.

El texto continuaba, y Jantipa lo leyó hasta el final. La fecha era de unos pocos días atrás. Jantipa tembló de pronto, pensando en su amiga, que había estado escribiendo hasta el momento en que la muerte la vino a buscar. Hubiera querido decirle que había estado equivocada, y compartir con ella su pesado secreto: Sócrates había dejado su pensamiento escrito, dictándole durante mucho tiempo sus ideas a un esclavo, y luego a ella misma. Jantipa rememoró su imagen sentada frente a su esposo, escribiendo durante horas.

Miró los rollos con los cuales había entrado al gineceo. Allí estaba todo cuanto Sócrates le había hecho escribir. Se pasó la mano por la frente una vez más y puso lado a lado los rollos con la obra de los esposos, y sintió un peso enorme y tangible en la espalda. ¿Qué hacer con esto? Quizá acudir al hijo de Critón en esta hora, como una madre a un hijo. Y también a Esquines. Se abrazó a los rollos y lloró. Haría conocer estos escritos, se dijo a sí misma. Se prometió hacerlo en nombre de Teano de Crotona, de Aglaonice de Tesalia y de Aretea de Cirene, mientras apartaba las lágrimas con un rápido movimiento del dorso de su mano. Y en nombre de la bella y dulce Aspasia. Jantipa guardó su hallazgo en el kibotos, y mientras se agachaba y limpiaba mecánicamente las patas del mueble, pensó en el esclavo que le había enseñado a leer y escribir, y murmuró: “También lo haré en su nombre”. Salió del cuarto, y al pasar al lado de su lebes nupcial, que estaba en el cuarto de la autora muerta, lo acarició con cuidado.



Friday, April 15, 2005

HAGAMOS UN TRATO



(Mario Benedetti)

Compañera
usted sabe
que puede contar
conmigo
no hasta dos
o hasta diez
sino contar conmigo
si alguna vez advierte
qu la miro a los ojos
y una veta de amor
reconoce en los míos
no alerte sus fusiles
ni piense que delirio
a pesar de la veta
o tal vez porque existe
usted puede contar conmigo.

Si otras veces
me encuentra
huraño sin motivo
no piense qué flojera
igual puede contar
conmigo
pero hagamos un trato
yo quisiera contar
con usted
es tan lindo
saber que usted existe
uno se siente vivo
y cuando digo ésto
quiero decir contar
aunque sea hasta dos
aunque sea hasta cinco
no ya para que acuda
presurosa en mi auxilio
sino para saber
a ciencia cierta
que usted sabe que puede
contar conmigo.

Friday, April 08, 2005

THE WOMAN WHO KNEW SO MUCH, by Stella Accorinti

Episode 1

Do you want to know something? I have been thinking about this for such a long time … I want to tell someone something. I wanted to, but I could not decide to whom. Suddenly, yesterday night, I thought: “I want to tell it to them!”

I have been studying for many years. Don’t ask me how many, because I don’t remember. I studied a lot, but I don’t remember anything now.

I knew a lot, I knew almost all. I knew almost all of the answers. However… do you know what happened? One day I realized that I knew words, books, answers, and other things, but I did not understand some things that were important to live.

At that moment, I felt a strong cramp in my stomach. I ran to the bathroom and threw up. Do you know something? First I began to throw up single words, and then I threw up mixed words, and after those strange things formed by words and words and words.

I was throwing up for three days and three nights. At the fourth day I woke up and felt that I was a new person. I saw all around me in a different way. I wanted to say this to someone, but I didn’t have words, because all the words that I have used in the past there were no longer in me.

What could I do? Would you help me? For example, I need words for
this painting. What it means?:








Episode 2


Hello. How are you today?

Remember that I didn’t have words that fourth day? Then, I went to my library, plenty of books, like the library in Beauty and the Beast. I opened one of my books, and do you know what? All the pages were in white! I called my father, and showed him the book, and he opened it and began to read! Was I blind? I opened another book, and another one and other one. They were all empty…. Either the books became empty or I became blind. However, I could see all things around me. However, I could not interpret how the meaning of some things was.


I know I am asking for a lot help, but, please, if you want, could you help me interpret this sculpture, this drawing and this mural? :








Episode 3

See this, see this! Now I can see some letters! I am very happy! All of this thanks to your help! Oh! I am sure these pictures mean something important! What could it be?






EPISODE 4



Oh, guys!!! Would you believe something?? I can read some lines now!
See, see this!!


“somewhere i have never travelled to, gladly beyond
any experience, your eyes have their silence:

nobody, not even the rain, has such small hands”

And this!!!:


Newton binomy is as beautiful as the Venus of Milo,
The fact is, precious few people care
Ohhhhhhhhhhh! Ohhhhhhhh!O! O!---O!O!O!O!O!O! O!O!O!---
O!O!O!O!O!O!O! Ohhhhhhhhhhh! O!O!O!O!O! Ohhhhhhhhhhhhh! O!
(The wind out there)

What do this mean? What do these mean??

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