Stella Accorinti, EL SEMAFORO
El semáforo
“He visto cosas que ustedes jamás se imaginarían. Naves de ataque ardiendo en el hombro de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tanhauser. Todos esos momentos […] se perderán […] en el tiempo. Como lágrimas […] en la lluvia. Hora […] de morir […]”
Nexus 6/Roy Batty
“[…] trataré de entretenerte lo mejor que pueda".
Andy Kaufman
En Somerville pasan cosas raras. Y como pasan en Somerville, el radio de acción se extiende a lugares cercanos. Es por esto que en la intersección de la 147 y la 16, en Revere, muy cerca de la playa, hay un semáforo que no cambia de color.
Juan y María no sabían esto, ni tenían por qué saberlo. Lo cierto es que anoche, 12 de agosto, ellos (o ella y él, como se usa decir ahora) intentaron soportar los 40 grados del verano que azota al Great Boston (quizá también a Boston, por qué no) yendo hacia la playa, justamente, de Revere. Riviere Beach, como dicen los locales.
Juan y María se sentaron a tomar aire fresco, porque a Juan no le gusta mojarse los pies en el mar. Él pensaba que era necesario volverse más vendible tomando un buen curso en lo suyo. Ella pensaba que Andy Kaufman era un genio. Y que se cumplían veinte años del estreno de Blade Runner. Y que Harrison Ford nunca entendió Blade Runner. Es que Harrison Ford, pensó, no sabe demasiado de ovejas mecánicas. No es su culpa.
María probó hablar como Latka, y repitió varias veces “tenkiu vedi mach”, mientras sonreía. Cuando Juan le preguntó de qué se reía, ella dijo en voz alta “tenkiu vedi mach”, y el le preguntó, entre asombrado y desdeñoso, qué decís. Es que ella pronuncia muy mal el inglés, por lo que él seguramente pensó, con muy buenas razones, que ella no estaba hablando como Latka, sino como ella misma. Ella pensó que debería escribir algo así como Tenk you veddy much, frente a los ojos de él, o adentro de los ojos de él, para que él no piense que no sabía escribir en inglés. ¿Cómo escribiría Latka tenqui vedi mach? ¿Y Vic? Y pensó que Tony Clifton sí sabría qué decir en ese momento. Pero sólo sonrió.
La paloma salió volando, pero seca. Eso es verdad. Ella lo vio. Y en ese momento llovía. ¿Por qué estaba seca la paloma? Porque era otra paloma. La paloma de verdad, la paloma de la lluvia, caminaba. ¿Acaso podía hacer otra cosa con una lluvia así? Ella misma asumió su cursilería fatal en la situación. Y caminó. Altiva. Sólo eso la salvó de la humillación.
Juan le dijo a María que tenía el estómago hinchado. Esto sucedía desde hacía un tiempo, dos semanas o dos meses, más o menos. Ella le dijo: “Todo pasa, esto también pasará”. Él le dijo que no estaba acá para que las cosas pasaran. Ella pensó tenkiu vedi mach. Y supo que se había sacado 0 en el test psicológico. Su obsequio para Andy.
Recordó la cara de él en el restaurant chino cuando le dijo que ella decía que los chinos eran amables. Era algo parecido a la opción ésta o ésta, dicha con voz tajante. Le recordó el queso y el papel higiénico. Tenkiu vedi mach.
Cinco versiones de Blade Runner y ninguna verdadera. Quizás el backstage. Proyectarlas en el Abasto, en la sala donde vieron ¿Dónde está la casa de mi amigo?, La vida continúa, El sabor de las cerezas, El viento nos llevará. La trilogía de Koker. Ah, las trilogías. Ah, Kiarostami. Pero basta con Primer plano, que contiene todas las trilogías del mundo. Él dijo que si proyectaban las cinco versiones iban a ir a verlas cuatro personas y ella.
El semáforo seguía en rojo. María se atrevió a preguntar qué pasaría si nunca cambiaba de color. Juan la miró un momento y le dijo que deberían quedarse allí. Ya se sabe qué severa es la ley en Massachussets. Es tan severa que aunque tiene nombre propio, con mayúsculas, la gente le dice MGL. La MGL (ya hablo como la gente, huir es a veces tan complicado) prohíbe llevar un gorila en la parte trasera del auto, prohíbe entrar con bebidas alcohólicas al Common Park, prohíbe pisar el pastito del Common Park, prohíbe escupir en el suelo, prohíbe arrojar cenizas. Quien se atreva con la MGL, tiene unos días de buen pasar en la prisión como recompensa. En cambio, para quien tenga falsos dioses, o sea bruja, o responda a sus padres antes de los dieciséis años, se le ofrece (gratis) morir. Quizá crean que exagero, pero pueden ver los archivos del año 1647 en la University of Massachussets (al lado nomás de la JFK Library). Sí, ya lo creo, Massachussets es un estado muy puritano, de armas llevar. Y que sabe conservar sus tradiciones.
Por eso María pensó que quizá el semáforo no cambiaría de color. Al fin y al cabo, estaban en el estado de MA. Le dijo a él, delicadamente, con voz de tenkiu vedi mach, que ahora sí podría tener sentido aquella frase que dice envejecer juntos. Le dijo si no le parecía (a él) que fuera posible que el semáforo continuara así, en rojo, y que nunca pudieran entrar en la 16. El le dijo que no, que los semáforos siempre cambiaban de color. Pero y si no cambia, intentó ella. El le repitió que entonces se quedaban. ¿No se puede girar a la derecha en rojo?, salmodió ella. Eso está permitido por la MGL. Sí, es cierto, asintió él. Pero estamos entrando a una autopista. No siempre lo legal es lo más seguro, abundó. Ella pensó compartir si lo ilegal era a veces seguro, pero optó por callar. El tenía el estómago muy hinchado. Y a ella le pareció que a él le podía sonar como a ella lo de los chinos, el papel higiénico y el queso.
Dónde está la casa de mi amigo en Buenos Aires. La vida continúa en Buenos Aires. Primer plano de Buenos Aires. El viento nos llevará a Buenos Aires. Y un semáforo en rojo en Revere, cerca de Somerville, en la 16 y 143, a las 14,18 horas (2,18 PM) del martes 13 de agosto de 2002.
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